sábado, 23 de junio de 2012

Cuando me amé de verdad…Charles Chaplin.


Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

sábado, 2 de junio de 2012

FRASES DE ISABEL ALLENDE:

La muerte no existe hija. La gente muere sólo cuando se le olvida.

El miedo es inevitable, tengo que aceptar eso, pero no puedo permitir que me paralice.

Para las mujeres el mejor afrodisíaco son las palabras, el punto "G" está en los oídos, el que busca más abajo está perdiendo el tiempo.

No se puede encontrar a alguien que no quiere ser encontrado.

Escribir es un proceso, un viaje en la memoria y el alma.

Acepta a los hijos de la manera que aceptas a los árboles, con gratitud porque son una bendición, pero no tengas expectativas ni deseos. Uno no espera que los árboles cambien, los ama tal como son.

Un hombre hace lo que puede, una mujer hace lo que un hombre no puede.

Se dio cuenta que: más fuertes son los menos sinceros, que la arrogancia es una cualidad de los ignorantes, y que los aduladores tienden a ser viciosos.

Mi peor defecto es que digo los secretos, los míos y los de todo el mundo.

Todos tenemos una reserva de fuerza interior insospechada, que surge cuando la vida nos pone a prueba.

Si escribo algo, temo que pasará, si amo demasiado, temo perder a esa persona, sin embargo, no puedo dejar de escribir o de amar.

El corazón es lo que impulsa y determina nuestro destino. Eso es lo que necesito para mis libros: un corazón apasionado. Necesito rebeldes, disidentes, aventureros, extranjeros, que hacen preguntas, que rompen las reglas y asumen riesgos.

Lo que más temo es el poder con impunidad. Temo el abuso de poder, el poder para abusar.

¿Cómo no hablar de guerra, pobreza y desigualdad cuando las personas que sufren estos males no tienen voz para hablar?

EL CUADERNO DE MAYA...ISABEL ALLENDE

Resumen:
La última novela de Isabel Allende, ambientada en la actualidad (un nuevo punto de partida para la autora), cuenta la historia de una niña estadounidense de 19 años de edad, que encuentra refugio en una isla remota en la costa de Chile después de caer en una vida de drogas, delincuencia y prostitución. Allí, acompañada por un sobreviviente de la tortura, un perro cojo, y otros personajes inolvidables, Maya Vidal escribe su historia, que incluye la persecución de una banda de asesinos, la policía, el FBI y la Interpol. En el proceso, ella descubre un secreto familiar terrible, llega a comprender el significado del amor y la lealtad, e inicia la aventura más grande de su vida: el viaje hacia su propia alma.

PAULA...ISABEL ALLENDE

Resumen.
 Paula es un libro de memorias que deja el alma al descubierto, como una novela de suspenso, que se lee sin respirar. El punto de partida de estas páginas conmovedoras es una trágica experiencia personal. En diciembre de 1991, Paula, la hija de Isabel Allende, enfermó gravemente y poco después cayó en un coma. Durante meses en el hospital, la autora comenzó a escribir la historia de su familia para su hija que permanecía inconsciente. En el relato, los extraños antepasados aparecen ante nuestros ojos, escuchamos ambos deliciosos y amargos recuerdos de la infancia, anécdotas increíbles de la juventud, los secretos más íntimos que han sido pasados en voz baja. Chile, el país natal de Allende, también cobra vida con la turbulenta historia del golpe militar de 1973, la dictadura que siguió, y los años de exilio de su familia.

SCHIM SCHIMMEL

Paulina Rubio - Boys Will Be Boys

Jose De Rico feat. Henry Mendez "Rayos De Sol" (Official Video)

viernes, 1 de junio de 2012

HEROÍNAS ANÓNIMAS DE LAS DROGAS


   La práctica de la medicina nos demuestra que no existen enfermedades sino enfermos, por lo que la manera y modo de enfermar de una persona, manteniendo una sintomatología común, siempre conserva unos matices condicionados por las circunstancias personales, familiares, geográficas, genéticas etcétera, de tal manera que la dinámica y evolución de la enfermedad se diferencia claramente y por lo tanto también su pronóstico. También se contempla que cuando una persona enferma de cierta entidad, toda la familia enferma, y esta verdad se hace evidente en las drogodependencias, por eso la presencia, implicación y participación de la familia en los tratamientos  es importante y necesaria; las escuelas de padres se imponen como factor terapéutico, aunque realmente la figura que “buscamos” con especial interés es la madre, ¿por qué?
Desde que iniciamos el primer programa de metadona  (1978) en el Hospital Noble, tenemos argumentos acumulados para afirmar que las madres son las que verdaderamente padecen y sufren las drogas y que son singulares terapeutas en el proceso de su curación. En principio, son incentivadoras “viscerales” de ilusión y esperanzas que son eficaces y eficiente “fármacos”, pues en la enfermedad de la droga, triunfar es muchas veces ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo, y queriendo fervientemente “salvar” a sus hijos, lo hacen también con su familia. Son   inmunes al desaliento, persistentes, sufridas, lo aguantan todo, lo soportan todo, lo perdonan todo...a pesar que se saben engañadas, pero siguen adelante dando ánimos y alentando contra toda desesperanza. Nos enseñan que el amor es un movimiento interno que transforma en valiente a toda persona, y de manera especial allí donde se encuentra la falta, encuentra el remedio; desde luego es el que evitando errores, hipoteca los fracasos. Practican de forma magistral el arte de comprender, entender y ayudar, y por eso se encuentran ávidas de las informaciones de los profesionales y aunque “el silencio madura la espera, el amor no soporta el silencio” y por eso, liberadas de complejos y vergüenzas, preguntan, preguntan y preguntan, y nos hacen reflexionar sobre aspectos técnicamente  importantes que apenas habíamos valorado.
Es iluminador para los profesionales conocer a estas madres, pues nos descubren dimensiones del pensamiento en que el concepto de imposible lo tienen muy discernido y nos enseñan que esa palabra representan los límites que nosotros mismo le ponemos a nuestras potencialidades mentales; son las neurociencias las que informan de esta gran verdad que nos estimulan para activar nuestros recursos cerebrales, que hasta ahora se presentan como ilimitados. Su pasión por ayudar su hijo consolidan una actitud permanente de construir y haciendo posible todo lo posible, empañan con intensidad el cristal con el que se ve lo imposible.
Creer en algo es trabajar para crear las condiciones idóneas para que pueda hacerse realidad aquello en lo que creemos: ellas creen firmemente que sus hijos se van a curar, y esto es una convicción que la transmite a los que la rodean e hipotecando las dudas que en muchas ocasiones frenan a los profesionales, y nos hacen despertar y salir de una indiferencia provocada por las recaídas frecuentes de estos enfermos. Y es que no es difícil conseguir que una persona deje el consumo de una droga, pues el verdadero problema es mantenerlo en la abstinencia y recuperar afectos, emociones y sentimientos, y estos objetivos son lo que de manera prioritaria alcanzan las madres como auténticas protagonistas de la historia, pues  “llorando, buscan la esperanza en su dolor” y consiguen con la bondad, que siempre es superior a la inteligencia, lo que las técnicas, terapias o fármacos no logran alcanzar, porque sigue de actualidad “que donde no llega la ciencia, llega el corazón”
Expreso en este artículo mi devoción, respeto, cariño y agradecimiento a todas las madres, heroínas anónimas, que me han mostrado su amor en mi ejercicio profesional: son las que en múltiples ocasiones me han iluminado y fortalecido, alejando desalientos, cansancios, sombras y oscuridades. De manera muy particular han sido y son las “culpables” que me han permitido encontrar un sentido a la vida, que es también el objetivo principal que intento alcanzar en los abordajes terapéuticos con estos enfermos: trabajar para que ellos consigan las respuestas que le orienten en la dirección que le quieren dar a sus vidas, pues sabiendo hacia dónde van, “todos los vientos le serán favorables”.
No es accidental que al mes de Mayo se le asocie a la explosión de vida, alegría, energía y luz, y que se identifique secularmente con la figura de la madre... y es que sin madres el mundo no existiría o no merecería la pena que existiera.
José Rosado Ruiz. Médico Especializado en Drogodependencias.