Trocitos de tiempo que vivimos con cada persona.
No importa la cantidad, sino la calidad de tiempo que pasamos con un amigo.
Algunos necesitan días, y otros solamente cinco minutos.
Hay amistades hechas de risas o dolores compartidos; otras de horas de escuela; otras de juegos de juventud, salidas, cines, o diversiones; otras de un momento clave vivido en coincidencia...;
y luego están aquellas que nacen sin saber por qué ...
... incluso de silencios comprendidos, o de simpatía mutua sin explicación.
Hoy en día, muchas amistades se alimentan de e-mails y no son menos importantes.
Los hay que se comunican bien con nosotros de ese modo, y otros no.
Saint-Exupéry dice en “El Principito”: “El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante”.
El tiempo que perdemos con cada amigo, pensando en él para enviarle algo, hace a ese amigo importante.
Es tiempo ganado, aprovechado y vivido.
Algo en esa comunicación se conserva para unos minutos, para un año o para siempre.
Sin verse ni oírse, pero sabiendo del otro instantáneamente, podemos reír o llorar con él.
Lo importante es aprovechar al máximo el minuto vivido, y atesorarlo después en ese baúl de los recuerdos que es el archivo de correo o el álbum de fotos...
Ahí también están nuestros amigos.
Gracias a todos los que compartis unos minutos, mandando e-mails, fotos o videos
Para mí, son un tesoro, porque me hacen sentir querida y recordada.
¡¡Gracias por vuestros trocitos!!
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